2012

Morir sin justicia – Ana Paula Tovar

En 2010, la noticia de la iraní Sakineh Ashtianí condenada a morir bajo una lluvia de piedras impactó el mundo y provocó reacciones de repudio contra la lapidación. Así, nos horrorizamos cada que los “musulmanes fundamentalistas” hacen tales barbaridades.

¿Y qué pasa cuando sucede en México? La barbaridad no responde a religiones, ni a nacionalidades. El sábado pasado se encontró el cuerpo de Jessica Lucero, originaria de Ostor Tulpetlac, en un terreno baldío. Fue asesinada por denunciar una violación.

Se presume que Carlos García Sanjuán, alias “el Quico”, es el responsable. Un joven de 22 años acusado ante el Ministerio Público de San Cristóbal, Ecatepec por violar a Jessica el pasado 12 de junio. El caso apesta a corrupción e impunidad.

Los padres de la víctima declararon que cuando presentaron la denuncia ante el ministerio publico se les pidió una mordida de 2000 pesos para “agilizar el proceso”.

Entonces, la familia del violador amenazó a Cruz Pérez Moreno, la madre de Jessica, para que retirara los cargos. “El Quico” sigue libre y se desconoce su paradero.

Nada se hizo y paso lo peor. Una adolescente de 14 años murió lapidada. Esta práctica, es muy antigua y tiene sus orígenes en la tradición judaica y musulmana.

A pesar de que Amnistía Internacional ha denunciando su brutalidad, sigue siendo un castigo legal al adulterio en varios países como Pakistán, Irán, Yemen, Emiratos Árabes Unidos, entre otros, del norte de África.

No es común por su connotación negativa, ni es aceptada por la mayoría de los musulmanes, por eso se realiza en medio del secretismo.

La tortura es la base de la lapidación, pues la víctima muere lentamente por golpes a mano de varios verdugos. En nuestro México “tan católico” se acaba de dar el caso, ¿Por qué?

Simplemente porque las autoridades no detuvieron a tiempo al violador que decidió acabar con la vida de una chica, cuando ya la había destrozado previamente violándola.

El Estado de México es un hervidero de casos contra los derechos de la mujer.

Ostenta el premio a la localidad con mayor número de feminicidios –922 denuncias entre 2005 y 2010, según datos de Observatorio Ciudadano Nacional del Feminicidio y de la Comisión Mexicana de Defensa y Promoción de los Derechos Humanos de las Mujeres– donde ya desbanco a Ciudad Juárez.

La cifra creció durante el gobierno de nuestro futuro presidente EPN, pero no se le prestó atención para no ensuciar su camino a Los Pinos.

Y continúa al alza con Eruviel Dávila. Sabemos de casos como el de Jessica, el de las 7 menores ultrajadas en Chalco el fin de semana pasado o el de las 26 mujeres violadas durante las protestas de Atenco en 2006, gracias a la atención mediática.

¿Cuántas mujeres más son violadas o mueren a golpes? ¿Por qué el gobierno del Edo. de México es ciego y sordo ante la realidad? ¿Por qué las personas que eligen la vía legal para hacer justicia, mueren sin justicia?

Enlace: http://join.org.mx/?p=10546

Cortesía de Hectormanuel

Siguiente Entrada
Entrada Anterior


Siguiente Entrada
Entrada Anterior
187 Comentarios en “Morir sin justicia – Ana Paula Tovar”