Una viejecita vivía sola con un loro que se la pasaba todo el día gritando:
¡Que muera Peña Nieto, que muera Peña Nieto!
Un buen día, algunos priístas que vivían en el mismo barrio fueron a hacerle un reclamo a la viejecita para que callara al loro.
Esta, preocupada, “habló” con el lorito:
-¡Lorito, m’ijo, cierra tu piquito, no sigas gritando esas cosas!
Pero el loro seguía dale y dale con su frasecita: “¡¡¡Que muera Peña Nieto, que muera Peña Nieto!!!
La viejita fue a hablar con el cura de la parroquia para explicarle la situación, a ver si podía ayudarla; éste le dijo:
-A ver, hija, lo que podemos hacer es que usted me lo traiga y lo ponemos en la misma jaula donde tengo un lorito que sabe decir misa, el Santo Rosario y muchas otras oraciones, para ver si se le olvida el asunto del político y aprende a rezar.
Así lo hizo la viejecita.
Al cabo de 15 días, la viejita va de nuevo a visitar al cura para ver los resultados y le pregunta:
-Padre, ¿que pasó con mi lorito?
El cura, sumamente preocupado, le dice:
-Yo creo que la cosa se puso peor, hija mía, porque cuando tu loro dice: “Que muera Peña Nieto”, el mío responde:
¡¡Te lo pedimos, Señor!!
Cortesía de Daniel