Era un sábado de madrugada y como cualquier chavo regresaba a mi casa después de una noche en el bar, traía varias copas encima después de pasar un rato con la agradable compañía de mis amigos. Voy entrando a mi recamara cuando para mi sorpresa se abre la puerta del cuarto de mi hermana. Parada en la penumbra desde el marco de la puerta mi hermana se me quedo viendo con una mirada diferente. Sin quitarme la vista de encima me miro directo a los ojos y con una convicción en su voz me dijo:
-Quita mi blusa
Yo petrificado ante la mirada apremiante mirada de mi hermana no tuve más remedio que acceder a sus peticiones y removí lentamente la blusa.
-Quita mi falda y mis tacones
Yo medio borracho removí con torpeza la falda y los tacones
-Ahora quita mi bra y mis pantaletas
Como pude y temblando removí el bra y las pantaletas.
Fue entonces cuando muy lentamente y sin quitarme la mirada de los ojos mi hermana se acercó a mí, alzo su mano izquierda para agarrar rostro y muy suavemente me dijo:
-¡Hijo de la chingada! La próxima vez que te sorprenda usando mi ropa te voy a meter los tacones por el culo.
-¡HECF! Ya no la dejan ser libre a una.
Cortesía de Maikol