Tuve la enorme fortuna de tener unos padres que pudieron hacerme creer que los Reyes Magos existian, son tan consentidores que cada 6 de enero, me hablan para decirme que los Reyes me dejaron algo en su casa,y me hacen sentir que soy niña otra vez. Este es un pequeño cuento, que por desgracia, para miles de niños ,es real.
-¡Llegaron los reyes! ¡Llegaron los reyes!- gritaba Toñito el hermano mayor-
¡Lucy, Paquito despierten, despierten, ya llegaron los reyes!
Lucy abrió sus ojitos, grandes, negros, dulces y risueños ¡ahí estaban! La muñeca que camina, el bebe que hace pipi, la cocinita, lo que Lucy tanto deseo, el carro de control, la pista de coches, el trenecito, todo lo que Paquito pidió, la bicicleta, el patín del diablo y los patines de Toñito, el triciclo y la pelota del más pequeño, y muchos juguetes más y muchos dulces.
-¡También trajeron rosca y chocolate con leche!- decía la mamá de los chiquitines, que apenas la escucharon, pues la casa retumbaba con sus risas infantiles.
-¡Otra vez tu café aguado, y el pan duro! Vieja inútil, ¿Qué demonios haces con la lana que te doy?
-¡Ay viejo! No te enojes, si ya sabes que todo esta rete caro, y el pancito no esta duro, es de ayer.
Los gritos de su padre arrancaron a Lucy de su hermoso sueño. Miro ilusionada 4 zapatitos viejos que desde la noche anterior descansaban debajo de la ventana, en ellos, todavía dormían las cartas…y en Lucy, todavía, vivía la esperanza.
Si los reyes llegaron a sus casas cuando eran niños, si sintieron esa ilusión,compren un juguete, y diganle a esos Paquitos, a esas Lucys que andan por las calles que los Reyes tal vez se equivocaron de dirección.
