Leo la nueva propuesta Bicentenario de Hazme el Chingado Favor y me pregunto ¿Es verdad que la queja es el segundo deporte nacional? ¿Es verdad que somos un país de quejosos?
Yo lo dudo.
Es cierto que todas las personas en México tienen lamentos terribles acerca de las condiciones actuales del país, de la corrupción, de los políticos, del desarrollo económico, del estado de las calles, y miles de etcéteras. Sin embargo, mi experiencia es que, nosotros, los mexicanos, nos quejamos en el momento y el lugar en que las quejas no sirven para nada.
Es rancia tradición mexicana salvar la cara. En esto México es una extensión exótica de Asia. Pasividad crónica para evitar la confrontación. Decir que sí aunque pienses que nunca lo harás, aceptar invitaciones y no presentarse. Cortesía de corto plazo que pospone la queja y el desacuerdo al terreno estéril de la intimidad solitaria. Ser testigo de arbitrariedad y abuso y sólo externar el desacuerdo y la indignación en el lugar y el momento en que ya nada se puede hacer.
Autobuses ensardinados porque nadie es capaz de decir: “Ya no cabe nadie más”. Choferes que abusan de decenas de personas con su implícita autorización: el silencio y la indiferencia. Periodistas que mienten y censuran sin que nadie parpadee. Políticos que roban, prevarican y asesinan con altísimos índices de popularidad porque le “echan ganas, son buena onda, hablan como nosotros o porque son la autoridad”.
Sociedad bipolar que va de la catarsis al sopor de la indiferencia y la apatía secular. 300 años de abuso español por varios años de asesinato y barbarie independentista, 40 años de robo, humillación y vejación porfirista por un par de décadas de convulsión homicida y destructora. Setenta años de atole con el dedo más doce del circo de la ineptitud y la burla. ¿Qué sigue señores? ¿Una carnicería nacionalista y demagógica seguida por otro periodo de auto-complacencia y disociación de lo público?
¿No será mejor decir que no, ser claro y hasta grosero?, ¿No será mejor mostrarse en desacuerdo público y ruidoso?, ¿No será mejor volvernos un país de gente que se queja y actúa cuando las cosas no funcionan?, ¿No es mejor decir, no me gusta, no quiero, no voy a ir, eso no es correcto, lo que hace usted me perjudica?
¿O seguiremos aguantándonos hasta perder la razón y asesinarnos porque nos vimos feo?
Poner la mierda donde no se ve no la desaparece, sólo la acumula. Amontonarla solo consigue que un día, por fuerza de evitar confrontarla, tengamos que dar grandes bocanadas de ella, cuando se desborda y nos inunda.
Los invito pues a ser descorteses, decir que no, externar su desacuerdo, criticar y emprender la acción en el momento y lugar adecuados, no en la peda con los cuates o en la noche cuando llegas a tu casa. Quéjate en el momento y lugar en que los abusos, faltas de respeto e ineficiencias se verifiquen, y si no, a aguantar las consecuencias.
Cortesía de lamanoizquierdadedios